sábado, 3 de septiembre de 2011

Hablando de SONREÍR y RELAJARSE este fin de semana, como inicio de una buena práctica, conseguí en Twitter wl link a una página sobre el Lenguaje Corporal, aquellas señas tan importantes y que la mayoría de las veces dejamos pasar por alto. El autor de la página es Jesús Enrique Rosas, conferencista internacional experto en comunicación no verbal y persuasión. Estoy segura que citaré mucho de sus escritos, por ahora les dejó el primero que cautivó mi atención: "Cómo identificar una sonrisa verdadera".

"Mucho se ha hablado de la sonrisa; se le cataloga como la demostración física más utilizada y mejor identificable, protagonista de las emociones más positivas: Alegría, regocijo, felicidad, empatía… ¡me quedo corto al tratar de enumerarlas!
Pero de seguro lo que no sabían es que la sonrisa, a diferencia de todas las demás expresiones faciales, tiene una muy popular versión ‘diplomática’; es decir, una sonrisa forzada a propósito. Podríamos aventurarnos a afirmar que no es tan común ‘aparentar’ enojo, tristeza e incluso asombro… Y sin embargo a diario sonreímos constantemente sin ‘sentir’ las emociones que acompañan a esta expresión.
A diario nos relacionamos con un sinnúmero de personas que nos sonríen, aunque algunas sonrisas sean más cautivadoras que otras. Ustedes me dirán, ¡Pero… una sonrisa es una sonrisa…! Y no es así. Al igual que podemos distinguir la interpretación musical de un aficionado y la de un virtuoso, deberíamos estar en la capacidad de separar las sonrisas auténticas de las falsas.

Aquí están las características principales de las tres versiones más populares:

- La sonrisa auténtica: la verdadera sonrisa tiene apenas dos variables presentes: se exponen los dientes y se entornan los ojos debido a la elevación de los pómulos. En ocasiones la presión sobre los lacrimales es tal que podemos llegar a “llorar” de la risa.

- La sonrisa falsa: muchas veces vemos una boca sonriendo inequívocamente… Pero los ojos no la siguen; se mantienen como extraviados o fuera de lugar, y es que la ausencia de su “entornamiento” sólo indica que estamos forzando una sonrisa diplomática, sin emoción.

- La ‘no-sonrisa’ asimétrica: le llamo no-sonrisa porque… Bueno, no es una sonrisa; aún así, el ojo no entrenado es susceptible de confundirla. Sólo una de las comisuras de los labios se tensa, presentándose una mueca unilateral. Esto no es sonreír, ni siquiera es un intento de ser empático… Es una expresión clásica de desdén o desprecio.

¿Qué les parece? la próxima vez que tengan que sonreír “diplomáticamente”, ¡asegúrense de que su interlocutor vea una sonrisa emotiva, auténtica!"

Sigan a Jesús Enrique Rosas en Twitter @neurogerencia

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